Cuando uno se fija en la mirada de estos animales descubre una tristeza inmensa en sus ojos. Muchas especies tienen un comportamiento social muy desarrollado y están allí, la mayoría de las veces atrapados detrás de un cristal, expuestos a la curiosidad, y muchas veces a la burla, del Homo sapiens. La diferencia genética entre un gorila y un hombre es tan sólo del 2,3 por ciento, una pequeña divergencia evolutiva que se ha convertido en un abismo de incomprensión que está llevando a esos grandes primates a la extinción.
¿Somo tan engreídos que no podemos ver en ellos un reflejo de nosotros mismos?




